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Todos los que trabajamos enseñando idiomas a los niños sabemos los beneficios que este aprendizaje conlleva. Algunos de ellos, los más prácticos, son de sobras conocidos, como la mejora en sus futuras oportunidades laborales o las facilidades que aporta a la hora de estudiar o trabajar en el extranjero.

Sin embargo, como profesionales con años de experiencia, también hemos notado otros cambios a mejor en los niños y jóvenes que comienzan a aprender una segunda lengua. Son beneficios, quizás, algo menos evidentes, pero igual o tan importantes que los anteriores para la vida de los estudiantes.

Una experiencia que todos los profesores hemos tenido ha sido contemplar la evolución de los niños más tímidos. Son aquellos que, al empezar las clases, no solo les cuesta hablar en inglés, sin importar el nivel que tengan, sino que también muestran problemas para relacionarse con sus compañeros.

El efecto que la enseñanza de un segundo idioma en estos niños se deja notar muy pronto. Para empezar, conforme van adquiriendo conocimientos también aumenta la confianza en sí mismos, con todo lo que eso supone. Además, sus cualidades comunicativas mejoran de manera importante, algo que incluso ha sido estudiado científicamente como uno de los beneficios de aprender idiomas.

Los beneficios de aprender una segunda lengua más allá del trabajo y los estudios 

Esta mejora en la sociabilidad no se limita a los alumnos más pequeños, cuyas capacidades para absorber todo lo que se les explica es mayor y, normalmente, tienden a perder el sentido del ridículo más rápidamente. En nuestra experiencia, también los adolescentes, quizás la edad más complicada en este aspecto, van ganado en confianza y soltándose a la hora de poner en práctica lo que han aprendido.

Una anécdota curiosa que demuestra (y a la vez refuerza) esa ganada confianza se produce cuando los chavales viajan al extranjero con sus padres. En muchas ocasiones, son capaces de llevar el peso de las conversaciones cuando nadie más habla inglés y eso les otorga  una sensación de importancia que contribuye mucho a su autoestima. 

Otro aspecto que también se nota en las clases es el incremento de la capacidad de atención. En los últimos años, posiblemente a causa de la dinámica de las redes sociales, esta ha disminuido mucho y los chavales necesitan constantes estímulos para no aburrirse. La enseñanza de idiomas, siempre que la metodología sea adecuada, hace que los alumnos sean capaces de centrarse durante más tiempo, sobre todo si ven que sus esfuerzos están dando resultado.

Pocas sensaciones más positivas para ellos, así como para los profesores, que darse cuenta de que entienden la letra de su canción favorita en inglés o que pueden ver la serie que les gusta en versión original. Estos pequeños triunfos no solo les refuerza la confianza de la que hablábamos antes, sino que les anima a seguir aprendiendo. 

Top School

Top School es una agencia que se enorgullece de enviar cientos de alumnos al año a aprender idiomas a numerosos países del mundo.

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