Como cualquier otro día, hoy nos hemos levantado, hemos ido a desayunar y nos hemos ido a clase. Cuando hemos acabado con el inglés, fuimos a comer. Hoy tocaba: canelones de primero, ensalada y salchichas de segundo y melón de postre.
Después de comer y de hacer la digestión nos hemos ido a La Charca a realizar nuestra actividad de hoy: tirolina acuática. Pero la cuerda de la tirolina no hacía más que enrollarse con ella misma, por lo que anulamos esta actividad para realizar juegos en el agua. Lo pasaron muy bien, y los más peques perdieron su miedo a tirarse al agua desde la famosa roca pequeña, por lo que allí se pasaron casi toda la tarde.
Una hora antes de la cena volvimos para el campamento. Nos duchamos y los que quisieron llamaron por teléfono y me pidieron dinero. Después de la cena, que hoy fue ensaladilla rusa, san Jacobo, patatas fritas y yogur, tocaba la noche del terror. Los chavales se lo pasaron bomba, incluso los más pequeños. Los monitores estaban todos disfrazados y asustando a los niños, y nuestro Gareth también fue uno de los que participó. L@s chic@s tenían que ir recorriendo diferentes partes del campamento para que, a la vez que eran asustados, pudieran recoger las tarjetas que tenían los monitores disfrazados. En ellas había escritas unas palabras que tenían que juntar y ordenar para formar una oración.
Con la emoción de la actividad se fueron muy tarde a la cama. Ya veremos cómo se levantan mañana…




Por lo que nos cuentan las niñas se lo están pasando genial, les sería difícil elegir una actividad como la mejor, y más aún, si tuvieran que descartar alguna. Pienso que está siendo una experiencia inolvidable. Y si además, aprenden un poquito de inglés…
¡Da una envidia no poder estar allí también, disfrutando de unas vacaciones!
Cuando veamos las fotos, y nos lo puedan contar en «directo», va a ser ¡la bomba!