Ya ha pasado el fin de semana volando, y sin darnos cuenta ya estamos en el aeropuerto de camino ha casa. El sábado estuvimos todo el día visitando la costa de Irlanda. Por la mañana fuimos a Inch Beach, una playa preciosa con una costa kilométrica. Estuvimos un par de horas disfrutando de las vistas e inspeccionando la orilla, pues la marea baja muchísimo durante el día y se pueden ver un montón de estrellas de mar y conchas.
Parece que Irlanda está igual de triste que nosotros de que nos vayamos, pues desde el sábado ha estado haciendo mucho más frío y incluso nos ha empezado a llover. Después de la playa fuimos a Dingle, un pueblo donde la mayoría de la gente sólo habla gaélico. Allí nos montamos en un barco y navegamos por la costa del pueblo en busca de Fungie, un delfín que ronda siempre cerca pues se dice que está enfermo y no puede alejarse mucho. Por ese motivo, siempre se acerca a los barcos y sale a curiosear. A pesar del frío que pasamos (nos tuvimos que comprar todos una sudadera que era igual y parecíamos un equipo de fútbol jajaja) fue una experiencia muy chula pues pudimos ver el pueblo desde el mar y los acantilados y la verdad es que las vistas eran extraordinarias.
Después del barco estuvimos dando una vuelta por Dingle y comprando los últimos regalos antes de volver a la residencia y pasar toda la tarde bailando, ¡ ya que había discoteca! El sábado noche ya fue bastante triste pues algunos de los compañeros que estaban con nosotros se fueron de vuelta a su país.
Este domingo Michelle tenía una sorpresa para los que nos quedamos en la residencia. Nos ha llevado a todos a Cork para disfrutar allí del ambiente y para ver la final del mundial . Por la mañana nos hemos ido a un pueblo pesquero llamado Kinsale y después hemos ido al fuerte Charles, una fortaleza con unas vistas maravillosas de cara al mar.
A las 16:00 todos estábamos expectantes para ver la final del mundial en el segundo centro comercial más grande de Irlanda.
Todos estamos muy contentos de volver a España, porque echamos de menos a todos nuestros familiares y amigos. Sin embargo, estamos muy tristes porque dejamos atrás a gente maravillosa que recordaremos toda la vida. Hemos vivido experiencias inolvidables y hemos disfrutado de un país preciosos que nos ha recibido con los brazos abiertos. Nos hemos enamorado de la amabilidad y de la calidez de los irlandeses y nos llevamos esa alegría y calidez con todos nosotros a España.
Por mi parte, trabajar con los chicos ha sido todo un placer. No podría haber pedido mejores compañeros de viaje, y nunca olvidaré está estancia tan maravillosa.
Un beso muy fuerte a todos.
¡Nos vemos en España!
Lorena Fernández ( Monitora)




