Las mañanas del sábado, el domingo, el lunes y el martes fueron todas iguales: nos levantamos, desayunamos, vamos a clase, comemos y, una vez digerida la comida, empezamos con las actividades de tarde. Así, el sábado los peques fueron a la piscina y después realizaron un taller de arcilla. Se lo pasaron bomba prepararando los regalitos para la familia y los amigos. Cuando acabaron el taller fueron a la ducha y a cenar y, después de ésta, comenzamos con nuestras dos primeras obras de teatro. Salieron muy bien y fueron muy divertidas. Los alumnos estaban muy nerviosos ultimando los detalles justo antes de subir al escenario. Una vez que acabaron nos fuimos a dormir.
El domingo por la tarde fuimos de excursión a Elche a jugar a los bolos en el centro comercial y a visitar el Palmeral y el casco antiguo de la ciudad en el Trenet. Como era de esperar, jugando a los bolos se lo pasaron genial, pero lo que me sorprendió muchísimo es de lo que disfrutaron en el Trenet. Mientras paseábamos por la ciudad, cada vez que veíamos una pareja por la calle gritábamos al unísono: “¡Que se besen, que se besen! Así que, repartimos un poco de amor por la ciudad (cosa que no vino nada mal), y bautizamos al Trenet como el Tren del Amor. Más tarde, cuando regresamos de Elche, nos duchamos y cenamos, tuvimos nuestra Noche del Pánico. Me sorprendió mucho ver lo valiente que fueron los niños que se pasearon tranquilamente por todo el campamento aun sabiendo que sus monitores iban a asustarles en cualquier momento yendo vestidos de personajes horrorosos.
La tarde del lunes tuvimos excursión a la playa de Santa Pola. Los peques se lo pasaron genial, sobre todo, los que veían la playa por primera vez. Estuvimos jugando a voleibol, tomando el sol y chapoteando en el agua. Por la noche, una vez que nos arreglamos y cenamos, tuvimos nuestra segunda sesión de teatro. Los niños lo hicieron de maravilla, y las obras que habían preparado eran muy, muy muy, divertidas. Después de la representación de tres grupos, nos fuimos a la cama.
Las actividades del martes por la tarde fueron piscina y, una vez merendados, juegos de agua en el lago. Como podéis ver en las fotos, se lo pasaron genial. Después de tanto deporte fuimos a la ducha y a cenar, y terminamos el día con las tres actuaciones teatrales que nos faltaban. Éstas estuvieron muy bien preparadas en lo que respecta a la puesta de escena y, lo más importante, es que los más pequeños representaron sus papeles como verdaderos actores.
El miércoles, para romper con la rutina, nos fuimos de excursión de día completo a Aquópolis. Bueno, bueno…, los peques se lo pasaron en grande; como para no. Estuvimos allí todo el día hasta la hora de cenar. Así que volvimos, nos duchamos, cenamos y jugamos al Juego del Cartero. Las chicas y chicos tenían que escribirse cartas unos a otros sin poner el remitente; se dijeron cosas preciosas. Cuando repartimos todas las cartas y casi todos teníamos lagrimillas en los ojos, nos fuimos a dormir.
El jueves fue un día tranquilillo. Desayunamos, fuimos a clase, comimos, descansamos, fuimos a la piscina y tuvimos piragüismo. Echadle un vistazo a las fotos y ya veréis lo bien que se lo pasaron. Por la noche hicimos un mercadillo medieval en el que los niños compraron las cosas que sus propios compañeros habían realizado en la actividad de la arcilla. Cuando acabamos con todas las figuritas nos fuimos al karaoke. Los chicos y chicas se lo pasaron genial con las canciones y las coreografías; fue muy, muy, muy divertido.
El viernes nos fuimos de excursión de día completo a Alicante. Allí visitamos el Castillo de Santa Bárbara, la Explanada, los puestecillos de los hippies y fuimos a la playa. Para variar, en el momento en el que pisamos la arena, los peques se metieron en el agua y no salieron hasta la hora de irnos. Cuando volvimos al campamento nos duchamos, cenamos y nos fuimos de fiesta; a la fiesta de despedida de Mario (uno de los componentes del divertidísimo grupo de Guadassuar que tenía que dejar el campamento el sábado a mediodía). Puesto que le entregamos su diploma y su respectiva banda, ya se sentía en el ambiente la despedida, así que todos los niños rompieron en llanto. Al final pudimos redirigirlos a la fiesta de nuevo pero, nada más acabar, volvieron a ponerse a llorar. En ese momento me pregunté que qué sería de ellos la última noche. Pobrecillos. Pero, al fin y al cabo, eso quiere decir que este campamento ha sido muy especial para ellos y, debo confesar que, todos y cada uno de los niños que han llorado a sus padres que querían volverse a casa, estaban anoche llorando como magdalenas porque no quieren dejar el campamento.
Hoy es sábado, nuestro penúltimo día. Después de levantarnos y asearnos fuimos a desayunar. Luego vinieron las clases y, al ser el último día, durante la última hora y media de clase juntamos a todos nuestros niños para hacer un Quiz. A los ganadores, bueno, en este caso, a las ganadoras, les dimos una mochilillas de mostruitos muy, muy, muy graciosas. Cuando acabaron nos fuimos a comer y, después de la comida, la digestión y la siesta, fuimos a la piscina. Después de estar jugando en el agua hemos ido a preparar la cena de gala para esta noche. Las mesas, la alfombra, la decoración, etc.. Después han ido a la ducha para arreglarse para esta noche. Así que, mientras que escribo estas palabras, algunos niños están escribiéndose sus números de teléfono, direcciones, e-mail, etc., y otros, la mayoría chicas, están poniéndose monísimas para esta noche. Por lo que, después de la cena, haremos la entrega de bandas y de diplomas y luego empezará la disco. Teniendo en cuenta cómo los vi anoche por la despedida de Mario, me puedo imaginar que esta noche el campamento se convertirá en un valle de lágrimas, aunque, todo sea dicho, estas lágrimas serán consecuencia de la grata Viaje que ha supuesto para todos los chicos y chicas este campamento.
Por mi parte, ha sido un placer compartir este campamento con unas chicas y chicos tan traviesos, divertidos, incansables y cariñosos.
